Buenos Aires tiene ese "qué se yo", que de garúa pasó a ser nieve. Sí, señora, nevó en Buenos Aires. Los periodistas, luego de haberle prendido tantas velas a Santos Biasatis, sintieron que habían oido sus plegarias al tener LA noticia del día. Mientras tanto, las mamás de todos, más felices aún, por motivos poco evidentes que las hicieron entrar en un estado de euforia destacablemente superior al de cualquier adolescente común y corriente.
Sí, ya dijeron 47 veces que no nevaba en Buenos Aires desde 1918. También desde 1875 que nadie se resbala con un caracol mientras cantaba el Ave María en croata, pero no vamos a hacer de eso la noticia del día y a festejar al Obelisco descontroladamente. Tampoco sale a festejar a la plaza la gente de Bariloche cuando para de nevar. Al contrario, no es negocio, la gente se va re caliente porque "nevó un día antes de que llegara, y nevó al día siguiente al que me fui" y después no vuelve.
Y no me digan que hay calentamiento global, si no no estaría nevando en una ciudad llena de luz y de sol. Sin embargo, ahora se vienen con la noticia de "el frío polar no es normal". Pero caramba, nada les viene bien. Si hace calor en invierno, salen a decir que está todo mal. Si hace demasiado frío, también está todo mal. Y si nieva, peor todavía! La pregunta es: si en 1918 se largó a nevar en Buenos Aires, también creyeron que se venía el calentamiento global, la desalinización del Atlántico, el desplazamiento de placas tectónicas y la extinción de la especie humana como la conocemos?
No sé, pero la verdad es que si se repite este fenómeno, estaría bueno correr la Navidad para estas fechas como corresponde, así podemos armar mini muñecos de nieve y hacer "el angelito" (ver Fig. 1) sobre el techo de los autos, cantar villancicos navideños y disminuir la tasa de deshidratación por disfrazamiento de Papá Noel en pleno verano porteño.
Y no quedan dudas de que ayer vivimos un cambio de rutina gigante, así que no puedo no decir que no hay nada como la nieve de Buenos Aires.