Rayos! Eso de enfermarse no estuvo para nada bueno, y definitivamente no pienso decir que no hay nada como eso. Hace rato que quien les escribe se curó de la peste urbana que vaya uno a saber dónde se pescó mientras "rutineaba" por el mundo, pero fue inevitable esquivar una bola gigante llena de trabajo y estudio que arrasó con su vida, sumergiéndolo en una pausa blogueril hasta hace unos minutos.
Esta seguidilla de traspiés me llevó a pensar que está bueno eso de hacer pausas, por más de que no sean voluntarias. Claro que lo que se pausa está bueno, no es buena la pausa en sí, sino el hecho de despausarla, y sacarle un poco de tierra a las cosas con las que se reencuentra. Y digo "un poco" porque uno no puede evitar hacer caritas o escribir el nombre de uno con el dedo sobre esa capa de polvo, a modo de arte efímero.
Es como si aquello que dejamos estar nos recibiera con un "Te estuve esperando". O quizás no. Pero lo importante es creerlo, claro está. Y saber que mientras uno no estuvo, hubo movimiento. Seguramente los bichos bolita anduvieron compitiendo por ver quién mantiene la redondez por más tiempo. Las arañas aprendieron nuevos motivos de tejido, basándose en las últimas tendencias de la moda europea. Y ese panal de abejas que siempre te llamó la atención duplicó su tamaño y ahora es la amenaza de la cuadra.
Fue difícil reaparecer esta vez, y será difícil figurar muy seguido este año. Pero es cuestión de disfrutar un rato de las telarañas, el polvo y sus dibujitos y de las carreras de bichos bolita. Porque no hay nada como estar de vuelta!